Café amargo
—¿Qué va a tomar el señor? —le dijo el camarero a un joven que acababa de sentarse a una de las mesas de la terraza que, a esas horas caniculares, estaba casi vacía. —Un café solo, cargado y sin azúcar, para disfrutar de su amargor —respondió el cliente—. ¡Coño, Julio, no te había conocido! —Ni yo a ti, Borja. —¡Qué