Cristóbal Medina

Sólo hay nacer y morir…

FECHA

He recibido de mi primera entrada alguna crítica en el sentido de que no compartían mi punto de vista. En la vida hay muchas cosas interesantes y muchas por las que luchar. Esto yo también lo pienso y así lo dejé escrito. No obstante mi única intención era relativizar la importancia de lo demás, incidiendo en lo fundamental: Somos mortales.
En cualquier caso, que cada uno lo entienda a su manera, yo no quiero sentar cátedra y sé que estaré equivocado en muchas de las cosas que opinaré en estas líneas. No me importa, tengo asumido desde hace años que baso mis seguridades personales en la duda. Si dudar es de sabios, debo colgarme esa medalla, pero como dudo también que yo sea un sabio, así no quedo como pretencioso –más bien tengo la sospecha de que no lo soy, sabio quiero decir.
Lo que sí quería aclarar en esta entrada es otro asunto que me preocupa más. La anterior tiene el mismo título que mi novela “Lo demás es cosa vana” –de próxima publicación, ya iré informando, pero adelanto su portada– y con el contenido de lo escrito podría sacarse una conclusión errónea en torno a ella. Quisiera desfacer ese entuerto, dando unas pinceladas sobre su temática, sin desvelar el argumento.
Lo demás es cosa vana es una novela, llamémosle ligera, de puro entretenimiento y creo que optimista. El hecho de calificarla como ligera no quiere decir que no sea seria, pues me la he tomado con todo el rigor necesario como para que pueda tener varios niveles de lectura e interesar tanto al que sólo busque regocijo como a aquellos otros que quieran ahondar un poco más, bien asomándose a un marco histórico apasionante, como planteándose dilemas morales e incluso filosóficos. Y quien quiera explorar mis recursos literarios, allá él, me cubriré de un escudo que me impida sufrir con las críticas.
La novela gira en torno a un gran viaje, donde las etapas no intentan marcar el relato y no son equitativas, pues cada lugar tiene una importancia diferente. Destacan sobre los demás dos paisajes, el de la ciudad de Ávila en los años en los que está saliendo del Medievo y el de la ciudad de México-Tenochtitlán en el ocaso inesperado de lo que era un imperio incipiente. Aunque el rigor histórico se mantiene, el interés se centra en los personajes, protagonistas y secundarios, a los que he querido dotar de una personalidad y unos intereses concretos, con los que nos podemos identificar las gentes de nuestro tiempo.
El tono es el de una novela de aventuras, con sus dosis de tramas truculentas y con un humor que entronca con la picaresca de la literatura del Siglo de Oro español, todo enredado en un argumento de romance amoroso, sin dejar atrás sus dosis de tragedia y horror. Yo no quiero clasificarla en un género concreto, que sean otros quiénes lo hagan con su sabiduría.
Espero haber “vendido” bien  mi novela y que al lector le resulte ameno seguir estas aventuras y pase unos buenos ratos de lectura. Ese ha sido mi propósito al escribirla. Os adelanto que saldrá para octubre.
Termino con el texto de la contraportada, que indica de otra forma el contenido del libro:
En la España de principios del siglo XVI, las pasiones se desatan de forma violenta en una pequeña ciudad castellana y los protagonistas inician un apasionante viaje a las más lejanas tierras de un mundo que había dejado de ser plano en el imaginario popular, llegando a ser testigos del estrepitoso derrumbe de uno de los más poderosos y enigmáticos imperios que ha producido la Historia de la Humanidad. Un relato lleno de aventura, amor, intriga y salpicado de toques de humor.

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