Cristóbal Medina

La narrativa gráfica en la Italia de postguerra

FECHA

En Italia, una vez concluida la II Guerra Mundial, se quiso hacer borrón y cuenta nueva en muchos aspectos, pero en el mundo de la narrativa gráfica —los fumetti— nada cambiará hasta los años 60. Los fumettide humor siguieron siendo esencialmente infantiles, los giornalinicontinuaron las mismas tendencias, intentando soslayar el pasado con una comicidad neutral. Los textos rimados en las revistas de humor se conservarán hasta finales de la década de los 50.
En las revistas de aventuras tampoco cambiará nada en la postguerra, repitiendo diseño y contenido, aunque regresarán los personajes norteamericanos, pero ya no levantarán el entusiasmo que suscitaron en algunos sectores durante el fascismo. La calidad del papel y de la impresión con frecuencia fue pésima.
L’Asso di Picche aparece a finales de 1945 en Venecia y, aunque cierra pronto a causa del escaso éxito, es importante, tanto por su repercusión, como por reunir una importante nómina de autores, Ongaro, Faustinelli o Hugo Pratt, que emigrarán a Argentina en los años 50 y trabajarán para toda Sudamérica. El personaje principal de la revista, que le da nombre, es una imitación de los superhéroes norteamericanos, un enmascarado que actuaba en una ciudad de San Francisco plagada de gansters.
Topolino, que existía antes de la guerra, reaparece en 1945, continuando las historias en el punto en el que habían quedado cuando se cerró la revista en el año 43. El editor, Mondadori titubea cambiando la periodicidad en la publicación ante la baja respuesta de los lectores, acabando por volver a salir semanalmente. Desde 1960 pasa a formato de bolsillo, deja de publicar aventuras realistas y utiliza personajes de estética disneyana, alcanzando el éxito inmediato, pudiendo ofrecer trabajo a numerosos autores autóctonos.
Los giornalini humorísticos sufrirán todos una crisis y tendrán que reconvertirse imitando a Topolino. Florecieron los álbumes de bolsillo, con una comicidad libre de toda ideología, que introdujo a veces el elemento aventurero. Ediciones Alpe se convertirá en la mayor productora de fumetti humorísticos italianos.
Había otras revistas como Il Vittorioso, semanario católico, moralizante y anticomunista que se vendía en las parroquias y que no llegaría a conocer la crisis como sus competidores. Pioniere, por su parte era un semanario comunista para niños, vendido en Casas del Pueblo, pero no tuvo nunca mucha fortuna, sobreviviendo hasta 1964. En 1955, llegó a editarse la versión italiana de Tintin, por la Editorial Vellardi, pero no llegó a cuajar.
Ante el fracaso de las revistas de aventuras, los editores lanzan cuadernos en diversos formatos, con un personaje fijo. El resultado es diverso, pero se logró que algunos triunfaran y fueran muy difundidos. De esta forma los editores no arriesgaban, ya que si no alcanzaban el éxito se cesaba su publicación y se proponía otro héroe a los jóvenes lectores. Entre los personajes que triunfaron destaca Gim Toro que comenzó en 1946, de los autores Andrea Lavezzolo (1905-1981) y Edgardo Dell’Aqua (1912-1986), que narraba las aventuras de un italo-americano de gran fortaleza física.
También destaca el western Tex Wiler, que se llegó a convertir en uno de los personajes más célebres de los fumetti. Pero hubo muchísimos otros héroes como: Amok, Misterix, Pantera Bionda, Kit Carson, Pecos Bill, Akim, Capitán Miki, Sciuscià y Zagar. Como se puede deducir de los nombres se observa un vuelco hacia temáticas de los cómics norteamericanos, ya que, por ejemplo, Akim es una especie de Tarzán y Misterixsigue las pautas de Mandrake. El gran enemigo de antes, Norteamérica, es ahora el país a imitar.
Entre los autores de humor hay que citar algunos nombres como Cimpellin (Carleto Sprint o Tribunzio con guiones de Carlo Triberti), Sebastiano Craveri (La famiglia Zoo, para El Vittorioso), Lino Landolfi  (Procopio, La famiglia Bertolini), Luciano Bottaro (Pepito, con un fantástico universo personal ambientado en aventuras de piratas), Antonio Terenghi (Pedrito el drito, una desmitificación del western) o Giovan Battista Carpi (Soldino e Nonna Abelarda, un inquieto niño y su abuela temperamental).
Un poco más de espacio necesita Benito Jacovitti (1923-1997) por su originalidad y trascendencia. Solía firmar como Jac o como Lisca Pesce (espina de pescado). Contó con una imaginación desbordante creando un universo propio donde eran normales elementos totalmente surrealistas, como deformaciones de la anatomía (por ejemplo pies que tomaban la forma del bordillo de la acera donde se apoyaban), objetos incongruentes que aparecían por doquier (sobre todo salchichones, pescados, lápices o lombrices), una violencia gratuita de gusto cruel y sádico que llega a resultar cómica por su irrealidad, etc. Su estilo gráfico se caracteriza por el horror vacui, tendiendo a llenar todos los espacios de la viñeta. Trabajó para Il Vittorioso o Il giorno dei ragazzi. Alguno de sus personajes son Pippo, Pertica y Palla, Battista e il fascista, Cocco Bill, Tom Ficanasso, Gionni Galassia o parodias de superhéroes como Mandrakeo Tarzán.
BIBLIOGRAFÍA:
– Coma, Javier. HISTORIA DE LOS CÓMICS (4 tomos). Toutain Editor, Barcelona, 1982.
– Gaumer, Patrick y Moliterni, Claude. DICCIONARIO DEL CÓMIC, ILUSTRADO, Larousse Planeta, S.A. Barcelona, 1996.
– Guiral, Antoni. DEL TEBEO AL MANGA. UNA HISTORIA DE LOS CÓMICS (10 tomos), Panini Comics, Barcelona, 2007-1013.

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