Cristóbal Medina

En busca de los senderos de la fama

FECHA

Quería ser un escritor original. A lo largo del tiempo se habían escrito miles de historias, millones o más bien billones de historias. Sin embargo muy pocas eran originales, porque sus argumentos se repetían una y otra vez.

Se dio cuenta de ello cuando escribió una novela, que había surgido de lo más profundo de su introspección y después de auto publicarla, ya que ninguna editorial tradicional confió en él, alguien le dijo que estaba bien, pero que ya había leído algo parecido y que no dejaba de ser la misma historia contada con otros personales. Eso le horrorizó pues él había querido ser original, pensando que lo había logrado.

Pero no se dejó vencer, se apuntó a talleres de escritura creativa y allí insistieron en algo que ya era conocido por todo aspirante a escritor, que el número de argumentos posibles era muy limitado. Todas las novelas que se habían escrito eran variantes de unos argumentos básicos, por lo cual no era posible ser original.

¿Cómo era posible que no fuera posible?

Le contaron que solo existen en resumen diez tipos de historias. La más trillada es el romance amoroso, que inevitablemente termina en final feliz, después de pasar por algún escollo. Los autores que quieren ser originales, cambian ese final por uno desgraciado, dejando al lector/espectador de la ficción totalmente frustrado y jurando en arameo contra el autor.

De la misma forma analizó con detalle el resto de los argumentos potenciales: el de la virtud no reconocida, el del defecto fatal, la deuda que debe ser reparada, el de forzar a alguien a conseguir algo que se propone el protagonista, el del personaje que pierde un don o cualidad y tiene que conformarse con su nueva condición, el de la búsqueda que puede finalizar con el hallazgo o el fracaso, los ritos de iniciación o tránsito, el del personaje que llega a un lugar encarando un problema del que puede o no alcanzar la solución y, por último, el protagonista incontenible que acepta desafíos y obtiene el éxito.

Los géneros de novela negra, romántica, de aventuras, etcétera tan solo aplicaban una mirada diferente sobre esos mismos argumentos. Pero no es posible encarar uno diferente.

Repasando todos sus escritos, una sola novela, pero muchos cuentos, hubo de reconocer que todas sus obras encajarían sin duda en alguna de las historias básicas. Por tanto la originalidad no existía. Su amor propio y ego de escritor se derrumbó. Decidió que ahí acababa su recién iniciada carrera, que despediría con un último texto.

Entonces se decidió a escribir un relato corto, tal vez sin sentido, con el único propósito de ser original, aunque sabía que no lo lograría. Lo tituló “En busca de los senderos de la fama” y comenzaba así: “Quería ser un escritor original…” El texto lo terminó con este punto final.

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